La "Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana", constituye por sí misma un alegato brillante y radical en favor de las reivindicaciones femeninas y una proclama auténtica de la universalización de los derechos humanos.

domingo, 15 de marzo de 2015

" EL RATON BLANCO "










El ratón blanco, Nancy Wake





En la Segunda Guerra Mundial, la resistencia jugó un papel muy importante en la Francia ocupada. Entre sus miles de miembros, conocidos como maquis, una mujer se convirtió en una auténtica pesadilla para la Gestapo, quien puso un altísimo precio a su cabeza y torturó hasta la muerte a su marido para intentar, sin éxito, descubrir su paradero. Nancy Wake era tan escurridiza, que los nazis la apodaron “el ratón blanco”.

Nancy Grace Augusta Wake nació el 30 de agosto de 1912 en la ciudad neozelandesa de Roseneath, donde tan sólo vivió dos años. En 1914, sus padres y sus cinco hermanos mayores, se mudaron a vivir a Sidney donde tiempo después, su padre abandonaría a su esposa. Ella Wake, la madre de Nancy, tuvo entonces que hacerse cargo sola de sus seis hijos.

Después de recibir sus estudios básicos en la North Sidney Girls School, Nancy inició un largo periplo tras huir de su casa con tan sólo dieciséis años. Primero trabajó como enfermera y poco después, tras recibir una herencia de doscientas libras de su tía, se fue a vivir a Nueva York y Londres. Nancy estudió periodismo y empezó a trabajar como corresponsal de varios rotativos. Corrían los años treinta y Nancy, como periodista, fue testigo de primera mano del ascenso del nazismo. 

Nancy fijaría su residencia en Marsella al contraer matrimonio con Henri Edmond Fiocca, un rico industrial francés. Nancy y Henri, que se casaron en 1939, disfrutaron de un corto periodo de paz pues pronto el segundo gran conflicto bélico del siglo XX empezaba a extender sus sombras por Europa. 




Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial empezó la valiente tarea de Nancy dentro de la resistencia en Francia. Tal fue su efectividad junto a los maquis que la Gestapo, quien la apodó “El ratón blanco”, la colocó entre las personas más buscadas y llegó a ofrecer cinco millones de francos por ella. Pero, a pesar de que la espía no cayó nunca en las redes nazis, pagaría un alto precio por su lucha en la sombra contra Alemania. En octubre de 1943, su marido fue detenido por la Gestapo. Después de torturarlo con el fin de sonsacarle el paradero de su mujer, sin ningún éxito, fue ejecutado. Nancy no supo de la muerte de Henri, quien fue fiel a su esposa hasta el final, hasta que la guerra no hubo terminado.

En aquel año, el grupo de Nancy había sido traicionado y ella había conseguido huir a través de los Pirineos y viajar hasta Inglaterra, donde no se rindió y continuó luchando. Unida a la Dirección de Operaciones Especiales, Nancy volvía a Francia saltando en paracaídas donde, en los últimos meses de la guerra, antes del desembarco de Normandía, realizó tareas de sabotaje de las comunicaciones alemanas y sirvió de enlace entre Londres y la resistencia francesa. 

Finalizada la guerra, Nancy Wake recibió todo tipo de condecoraciones, entre ellas la Medalla de la Libertad de los Estados Unidos, la Medalla de la Resistencia y la Cruz de Guerra.

Después de pasar unos años en Sidney, donde intentó sin éxito dedicarse a la política, y tras casarse de nuevo, esta vez con el expiloto australiano John Melvin Forward, se retiró a vivir a Port Macquaire donde estuvo hasta la muerte de su segundo marido en 1997.

En los últimos años de su vida siguió recibiendo reconocimientos, como el título de Caballero de la Legión de Honor, en 1970, o Compañero de la Orden de Australia, en 2004.
En 1985, Nancy Wake plasmó su trepidante existencia en su propia autobiografía que tituló El ratón blanco, un libro que tuvo mucho éxitos de ventas.

El 7 de agosto de 2011, el cuerpo de esta mujer valiente, que luchó por la libertad, se apagaba en el Hospital Kingston de Londres. Sus restos mortales incinerados, según su propio deseo, fueron esparcidos en Montluçon, una de las zonas francesas en las que Nancy había actuado como una de las espías más competente de la Segunda Guerra Mundial.

viernes, 13 de marzo de 2015

MARIA SCICOLONE DE MUSSOLINI



MARIA SCICOLONE




Anna Maria Villani Scicolone nació en Nápoles en 1938 por el profesor de piano de Romilda Villani y el fracaso de ingeniero romano (originalmente de Sicilia y Veneto) Riccardo Scicolone. En segundo hijo de la pareja, los padres no estaban casados, y después de vivir en Roma, donde había nacido antes de la hija de la pareja Sofia Villani Scicolone (entonces conocido como Sophia Loren), el hombre salió de la compañera que regresó a Pozzuoli en la casa de los humildes padres .

Mientras Richard reconoció la primera hija creció en su casa de Roma, en un principio no reconoció a María, que nació en la casa de los abuelos Domenico y Luisa Villani Zotti.

Asistió a la escuela primaria en Pozzuoli con el nombre Maria Villani, se vio obligado por su madre Romilda a interrumpir sus estudios y seguir a Roma, donde ya se había mudado con Sofía para una audición en Cinecittà éxito. Llegó a los dos en la capital, la joven María se vio obligado a permanecer en el cuarto cerrado [1].
Mientras ganas de terminar sus estudios, se le impidió estudiar porque no se consideró "conveniente" que la hermana de la prometedora actriz Sofía Scicolone frecuentar la escuela secundaria con el nombre de María Villani porque no reconocido por el padre.Pero cuando su padre Richard, estaba en deuda con el negocio de bienes raíces no se ha ido bien, le preguntó Romilda un préstamo a través de la hija ahora famosa de Sofía, se le concedió la suma dos millones de libras o euros sólo a cambio del reconocimiento de María.

Conviértase Maria Scicolone, tomó el diploma de la escuela secundaria ahora veinte años, y decidió, en contra de los deseos de la madre, para terminar sus estudios hasta graduarse en letras en 1976, ahora tiene treinta y ocho.

A menudo acompañado a su hermana Sofía, con su productor y colaborador Carlo Ponti establece en todo el mundo, incluyendo España y Hollywood. Con buenas habilidades para el canto y culinaria a ser conocidos internacionalmente, a dúo con Frank Sinatra que propuesta afectará incluso un disco juntos.
Pero las aspiraciones de la madre contra María eran diferentes de lo que tenía para la otra hija Sofía: vio a María como la salida a las frustraciones de su vida, con ganas de conseguir al lado, al menos, el último miembro de su familia.De vuelta en Roma, conoció a la pianista de jazz Maria Romano Mussolini, el cuarto hijo de Benito Mussolini, jefe del gobierno italiano 1922-1943, y Rachele Guidi. Después de un período de asistencia a la pareja se casó en 1962 en Predappio con gran interés de la prensa. La pareja tuvo dos hijas: Alessandra en 1962 y Elizabeth en 1967; ambas hijas han hecho su abuela.
El matrimonio no duró mucho debido a los disolventes relaciones extramaritales de Romano Mussolini, los dos se separaron en 1971, obteniendo el divorcio definitivo en 1976.
Con Romano Mussolini

Se derrumbó a causa de un ataque de nervios, se reunió en el cardiólogo clínico iraní Majid Abdoul Tamiz, ahora jefe del Departamento de Cardiología del hospital de rehabilitación S. Camillo Forlanini, que luego se casó . Dedicado a su familia, María Scicolone ahora se conoce como cocinero y escritor de recetas, como comentarista invitado frecuente en varios programas de televisión. Se quedó quieto junto a su madre Romilda hasta la muerte por cáncer en 1991. En 2006, participó en el funeral del ex marido Romano Mussolini, acompañando a sus hijas .




CANTANDO CON ALBANO






Hermana de Musso Hijo casados de Mussolini

Hijo casados Sophia Loren (1962) - Italia








SOPHIA LAZARO - SOFIA LOREN


SOPHIA LAZARO   SOFIA LOREN


SOPHIA SCICOLONE

LOS ANGELES.- El nombre de Sophia Loren genera demasiado respeto, admiración, sorpresa. Y no hay palabras que puedan describir el significado de estar sentado a su lado. Una verdadera leyenda en vida, una reina sin título de nobleza. Sola se maquilla, pintándose los labios y peinándose pide "un attimo" antes de comenzar esta entrevista. Saluda con un beso sobre la mano derecha y demuestra la humildad de los grandes cuando se molesta con su hijo Carlo Ponti Jr. porque derrama una simple gota de leche sobre el sillón que no es de ella. "Guarda!", se queja con un dulce acento italiano, mientras ella misma limpia la gotita con su propio pañuelo, antes de disfrutar el café expreso que le sirvieron.


El salón principal del Hotel Four Seasons en Beverly Hills la recibió con distinguidos muebles italianos, adornados con vitrinas que exponen el esplendor de su propia colección de joyas Damiani, donde un solo collar luce más de 1000 diamantes y cuesta 400.000 dólares. Pero el lujo de entrevistarla es todavía mayor. Eso no tiene precio.

-¿Sophia Loren se anima a describir a Sophia Loren?
-Cuando hago algo, trato de hacerlo lo mejor posible. Soy una persona que ama su tierra, amo la vida que tengo, amo mi familia. En verdad, siempre afronté la vida con humildad, y la fama jamás me cambió.
-¿Lo mejor de llamarse Sophia Loren?
-Que la gente me ame y me aprecie cada día más.
-¿Le gusta que la recuerden como uno de los símbolos sexuales más importantes de la historia del cine?
-Una es como es. Yo nací con el cuerpo que tengo y siempre hice las cosas sin pensarlo demasiado. Si después la gente me admira por lo que hice, lo respeto. Y, por supuesto, me hace feliz.


-¿Se da cuenta de que conserva la misma belleza de siempre?
-Si así lo crees, no pienso hacerte cambiar de parecer. El ser bella no está mal, pero además de ser bella, hay que saber brillar.
-¿Cuándo vamos a volver a verla en el cine?
-Todavía estoy esperando una buena oportunidad, que valga la pena. Pero me parece increíble que la nueva generación de chicos, hoy, todavía sepa quién es Sophia Loren. Es algo maravilloso.

-¿Volvería al mundo del cine con Hollywood o Europa?
-Si los norteamericanos me dieran una historia que realmente me gustara, no me importaría la nacionalidad. Pero me identifico mucho más con un director europeo, porque soy europea y allá escriben historias para actrices como yo. He trabajado en España, Alemania y Austria, además de Italia. No pretendo filmar historias americanas para que me quieran en Hollywood. Me parece que necesito un rol que me muestre tal cual soy, como buena europea.
-¿Hay algún factor en particular que toma en cuenta al momento de aceptar una película?
-Cuando leo un guión, enseguida sé si quiero hacerla o no: si tiene sentido y si me parece que al leerla puede llegar a ser el mejor trabajo de mi vida.

-¿Qué le recomendaría a las actrices extranjeras que sueñan con llegar a Hollywood?
-Es muy difícil para una actriz extranjera habituarse a la mentalidad americana: es muy fría. Para venir, hay que estar muy tranquila y fijarse en todo, acercarse y mantenerse bien al tanto de todo lo que sucede.
Belleza a prueba del tiempo
Parece increíble que el próximo 20 de septiembre cumpla 72 años, que para nada se notan. Con el nombre completo de Sofia Villani Scicolone, nació en Roma y se crió en la pobreza, en las afueras de Nápoles, con la única compañía de su madre, Romilda Villani. Durante la adolescencia ya había empezado a trabajar como modelo y aprovechó su belleza para participar en algunos concursos, en los que conoció al productor de cine que le cambió la vida, Carlo Ponti. Con el nombre artístico de Sophia Lázaro apareció como extra en la película americana Quo Vadis? y siguió con otro personaje menor en la primera película de Federico Fellini, Luci del Varietá.

 
Un Oscar histórico
Más adelante llegó a filmar ocho películas con Vittorio De Sica, además de tantos otros clásicos con Marcello Mastroianni. También fue recibida con los brazos abiertos en Hollywood cuando se convirtió en un símbolo erótico del cine internacional.
Pero no era sólo una cara bonita: su calidad como actriz fue reconocida por haberse convertido en la única intérprete de la historia del cine que ganó un Oscar hablando en un idioma extranjero en la película Dos mujeres, de Vittorio de Sica.


-¿Sigue la entrega del Oscar todos los años?
-Siempre, con un gran entusiasmo. Es una jornada excitante, maravillosa, hermosa. Me encanta la noche del Oscar. La última vez que fui a la entrega fue en 1991, cuando me dieron un Oscar honorario, porque en 1962, cuando lo gané, no había ido. Greer Garson lo había aceptado por mí. Es que siempre trabajé por el placer de trabajar, nunca por los premios.
-¿Vota a los ganadores del Oscar?
-Sí, sí. Veo las películas en DVD que me envían a Génova y también le pregunto a mi hijo, que ve bastante cine.
-Su esposo, Carlo Ponti, había sido nominado al Oscar como el creador de la película Doctor Zhivago, que terminó ganando 5 estatuillas aquella temporada. ¿Cómo lo describiría para la nueva generación, que tal vez no lo conoce?
-Carlo Ponti ha sido un hombre que ha dejado muchísimo en la historia del cine, de una manera original, probando siempre algo nuevo.

La historia de amor de Sophia Loren con Carlo Ponti merece una película aparte. Entre ellos había 22 años de diferencia. Se casaron en 1957 (cuando ella tenía 23 y él 45), aunque el matrimonio no pudo ser reconocido porque Ponti no había logrado el divorcio oficial de su primera esposa.
En un país como Italia, con fuertes tradiciones religiosas, fue todo un escándalo cuando la ley italiana señaló a Ponti como bígamo y anuló el casamiento con Sophia en 1962. Recién en 1966 lograron el reconocimiento legal. El 9 de abril volvieron a casarse. Luego (y no sin dificultades para quedar embarazada), llegaron los hijos: Carlo Jr. y Edoardo.





Esa pasión por brillar
Su historia quedará enmarcada para siempre como una de las grandes leyendas del mundo del espectáculo. Y parte de esa misma historia se refleja en la nueva colección de joyas que hoy lleva su nombre.

-¿Cómo nace su pasión por las joyas?
-Desde antes de ser famosa, cuando nadie me conocía. Siempre me gustó todo lo que brillara. Nada hace a una mujer más bella que la convicción de ser bella. Y nada mejor que una joya para darle todavía más importancia.
-¿Qué tipo de joyas le gusta en particular?, ¿anillos, brazaletes, collares?
-Me gustan las cadenas grandes como bufandas: tienen que enrollarse alrededor del cuello y coronar el rostro desde abajo. Algunas veces son como tiaras que se llevan debajo y no sobre la cabeza.

-¿Alguna piedra preciosa preferida?
-Los diamantes son mis favoritos, pero también me encantan las esmeraldas y los rubíes. Cuando se trata de piedras preciosas, soy muy democrática: me gustan todas. Como decía Simone de Beauvoir, una bella joya es el toque final para transformar una mujer en un ídolo. Me gusta que las joyas hagan sentir más hermosa a una mujer. Es un buen momento vanidoso para cualquier mujer. Cuando se regala una joya, también resulta muy importante, porque marca un evento. El momento brilla y perdura.
-¿Y cómo es que se le ocurrió crear una colección de joyas con su nombre?
-Nunca antes había hecho algo así y me pareció interesante experimentarlo.
Con los mismos joyeros que Brad Pitt y Jennifer Aniston habían elegido para el anillo de matrimonio (una relación que finalmente resultó trunca y que ahora sólo ha quedado en el recuerdo), la misma marca Damiani que promociona Gwyneth Paltrow desde el aviso publicitario, es la que respalda la colección de joyas de Sophia Loren.
Con el inigualable sello Made in Italy, Silvia Damiani en persona cuenta cómo surgió la idea. "Con mis hermanos Giorgio y Guido se nos ocurrió que podía haber una línea especial de joyas con el nombre de Sophia -explica-, porque ella tiene un carisma especial, una belleza eterna. Nos gustó que fuera nuestra inspiración, y la creamos a su propio gusto."

Pero Silvia Damiani insiste en que Sophia Loren siempre estuvo involucrada en el proceso. "Ella decía lo que le gustaba, y también agregaba ideas, como por ejemplo usar oro rosé en vez del amarillo."
La colección, sin embargo, todavía no está completa. "Es que recién empieza. Es una colección para diferentes horas del día. Con diamantes y oro blanco para la noche, combinado con oro rojo. Los modelos para el día son más modernos, con oro rosado. Por ahora, tenemos diseñadas 20 piezas, pero la colección seguirá creciendo con el tiempo, porque ahora queremos agregar otras piezas, con perlas blancas y negras, además de diamantes y oro." Los valores varían, pero una de las piezas maestras cuesta 400.000 dólares y cuenta exactamente con 1352 diamantes y 81 kilates. Y resplandece todavía más cuando una estrella como Sophia Loren asocia las joyas con sus épocas de Hollywood.
"Cuando actuaba junto a Marcello Mastroianni, yo era la luna llena -recuerda Sophia Loren- y él era el anillo de luz que me rodeaba."




-¿Qué más le queda por hacer a estas alturas de su vida?

-De todo, de todo; recién estoy empezando en mi vida. Más cine, mejor que el que hice. Siento como si recién estuviera empezando. Siempre me acerco a la vida con un gran sentido de optimismo y me voy a dormir pensando que a la mañana siguiente habrá algo nuevo para mí.

















Cuando aquella exuberante muchacha de 20 años fue elegida por Vittorio de Sica para el rol de la pizzaiola, ya había cambiado su original apellido, Scicolone, por el que la identificaría gloriosamente: Loren. Había actuado en una decena de comedias, pero fue ése, El oro de Nápoles (1954), el film que la consagró. El visionario fue De Sica, a quien Sophia habría de considerar su verdadero "padre": cuando el productor Carlo Ponti -ligado sentimentalmente a la actriz- lo convocó para dirigir Dos mujeres (La Ciociara, 1960), De Sica pensó en Anna Magnani para el papel de la madre, pero Ponti exigía que la Loren actuara, y ella ya no podía encarnar a la hija adolescente. Fue entonces el milagro: Sophia asumió a la sufriente Ciociara, su primer personaje dramático, para el que nadie -salvo De Sica- la creía madura, y a los 26 años saltó al mundo: un Oscar en Hollywood, mejor actriz en Cannes, el David di Donatello en Italia. Todo en 1961, el annus mirabilis de Sophia. Después vino la pareja de leyenda, también armada por De Sica, con Mastroianni, de Ayer, hoy y mañana a Los girasoles de Rusia, hasta que Scola los volvió a reunir, en 1977, en Un día muy particular. Mientras, Sophia no paraba de filmar en Hollywood, junto a los astros más taquilleros. Se dijo entonces que era la artista italiana de mayor repercusión en el exterior. Parecía un mito, pero bastaban su mirada, su pasión napolitana y su imponente sensualidad para probar que se trataba del ser más cálido y carnal que hubiera fascinado, alguna vez, a la cámara.Periodista y escritor, autor de Habíamos amado tanto a Cinecittà (Paidós, 2006)




domingo, 8 de marzo de 2015

MUJERES CANARIAS



TRABAJADORAS CANARIAS




Gobiernas y guías tus riendas
sin temor a tropezar;
meditas y sin contiendas,
a la meta, has de llegar.

Te embarcas en tus proyectos,
sin faltar a los demás;
tu lengua, es el dialecto,
¡Nunca lacera!, ¡jamás!

Adentro, y fuera de casa,
trabajas sin descansar;
tu vida, se te rebasa,
y vuelves a comenzar.

Así transcurre la vida,
con devoción y lealtad;
y por veces, afligida
por constancia y voluntad.






Para ti, mujer abnegada, mujer trabajadora
Para ti mujer, va hoy esta flor y mi canción
Para ti, dulce, tenaz y sacrificada luchadora
Para ti, todo mi respeto y toda mi admiración
Los diarios nos mencionan a mujeres famosas
Nombres grabados a fuego y oro en la historia
Cantan loas a sus logros, a sus grandes cosas
Nos hablan de sus virtudes y de sus memorias
Pero yo quiero cantarte a ti, silenciosa luchadora
Que te levantas la primera, al atisbar los rayos del sol
Mujer de mil nombres, de mil caras, de mil horas
Compañera en la lucha y con tiempo aun para el amor
A ti, que día tras día vas al hospital, a la oficina
Al campo, a la fábrica, a la calle, al mundo a remar
A ti, que aunque llegas a casa extenuada, rendida
Todavía guardas una sonrisa y reservas para amar
Me viene este canto de lo más profundo de la vida
Acumulado estaba el homenaje a tan maravilloso ser
Muchos versos había escrito, pero a ti te lo debía
Madre, hermana, esposa, hija, compañera... mujer.