La "Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana", constituye por sí misma un alegato brillante y radical en favor de las reivindicaciones femeninas y una proclama auténtica de la universalización de los derechos humanos.

miércoles, 12 de febrero de 2014

CLARA CAMPOAMOR


CLARA CAMPOAMOR

Clara Campoamor 2

  • Clara Campoamor Rodríguez fue una política española, defensora de los derechos de la mujer y principal impulsora del sufragio femenino en España, logrado en 1931, y ejercido por primera vez por las mujeres en las elecciones de 1933.


  • Fecha de nacimiento: 12 de febrero de 1888, Madrid

  • Fecha de la muerte: 30 de abril de 1972, Lausana, Suiza

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    Clara Campoamor

           

    Clara Campoamor
    Busto de Clara Campoamor en Madrid, obra de Lucas Alcalde (2006)


    1931-1933


    Datos personales
    Nacimiento12 de febrero de 1888
    Madrid Bandera de España España
    Fallecimiento30 de abril de 1972
    (84 años)Lausana, Flag of Switzerland.svg  Suiza
    PartidoPartido Republicano Radical
    ProfesiónAbogada, política

     
    Clara Campoamor Rodríguez (Madrid, 12 de febrero de 1888Lausana, 30 de abril de 1972) fue una política española, defensora de los derechos de la mujer y principal impulsora del sufragio femenino en España, logrado en 1931, y ejercido por primera vez por las mujeres en las elecciones de 1933.

     


    Biografía

    Clara Campoamor Rodríguez nació en el seno de una familia madrileña. Su padre, Manuel Campoamor Martínez, fue contable en un periódico, y su madre, M.ª Pilar Rodríguez Martínez, era costurera. La familia paterna procedía de Cantabria y Asturias, mientras la materna de Madrid y Toledo. El matrimonio tuvo otros dos hijos, de los que sobrevivió Ignacio, que más adelante ocuparía puestos de responsabilidad política durante la II República.
     
    En 1898, cuando contaba con sólo 10 años de edad, muere el padre, lo que, en cuanto fue posible, la llevó a dejar sus primeros estudios y a colaborar en la economía familiar, que de todos modos nunca fue holgada. Después de desempeñarse en varios oficios, entre ellos como modista, dependienta de comercio y telefonista, en las oposiciones de junio de 1909 consiguió plaza como funcionaria de segunda clase del Cuerpo de Correos y Telégrafos del Ministerio de la Gobernación, con destinos sucesivos en Zaragoza (unos meses) y San Sebastián (cuatro años), hasta que, en 1914, gana con el nº 1 nuevas oposiciones, esta vez del Ministerio de Instrucción Pública, lo que le permite regresar a Madrid, destinada como profesora especial de taquigrafía y mecanografía en las Escuelas de Adultas. Simultanea los años siguientes este trabajo con los de traductora de francés, auxiliar mecanógrafa en el Servicio de Construcciones Civiles del propio Ministerio, y secretaria de Salvador Cánovas, director del periódico conservador, maurista, "La Tribuna". Este puesto fue el que le permitió conocer gente muy distinta; allí comenzó a interesarse por la política y a publicar algún artículo.
     
     
     
    En 1920 puede por fin dedicarse a sus estudios. El 21 de marzo de 1923 consigue el título de bachiller, matriculándose luego en la Facultad de Derecho, de la que se licencia en menos de dos años, el 19 de diciembre de 1924[4] . Mientras tanto, había ido participando en algunas asociaciones e impartiendo varias conferencias. Aunque ya con 36 años, se convierte en una de las pocas abogadas españolas de la época, y de inmediato comienza a ejercer su profesión.
    Sus ideas sobre la igualdad de las mujeres la acercan al PSOE y escribe el prólogo del libro Feminismo socialista de María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias. Pero nunca se incorporó al partido ni aceptó la colaboración de este con la dictadura de Miguel Primo de Rivera. En 1929 perteneció al comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista, que desapareció poco tiempo después. Campoamor y Matilde Huici, republicanas y enemigas del régimen de Primo de Rivera, quisieron sin éxito que la Agrupación se desmarcara de la dictadura, motivo por el que la abandonaron poco después de ingresar. Mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y en la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política.
    Trabajó con Martí Jara, amigo de Manuel Azaña en el embrión de Acción Republicana, en cuyo Consejo Nacional figuró al principio. Sin embargo, nunca logró su ideal estratégico: la unión de todos los republicanos y republicanas en un gran partido de centro con Azaña como delfín natural de Alejandro Lerroux.
    Después de la rebelión de Ángel García Hernández y Fermín Galán en Jaca, y el proceso contra el Comité Revolucionario, Clara asumió la defensa de algunos de los implicados, entre ellos su hermano Ignacio.
     
     

    El sufragio femenino

    Al proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada (en 1931 las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electoras) por el Partido Radical, al que se había afiliado por haberse proclamado éste "republicano, liberal, laico y democrático": su propio ideario político.
    Formó parte de la Comisión Constitucional encargada de elaborar el proyecto de la Constitución de la nueva República e integrada por 21 diputados, y allí luchó eficazmente para establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse en las Cortes españolas.
     
     
     
    La izquierda, con la excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no querían que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista puso frente a Clara a otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate fue extraordinario y Campoamor fue considerada como la vencedora. Finalmente, la aprobación del sufragio femenino se logró con el apoyo de la minoría de derechas, gran parte de los diputados del PSOE –excepto el sector encabezado por Indalecio Prieto– y algunos republicanos.
    Proféticamente, ni ella ni Victoria Kent consiguieron renovar sus escaños en las elecciones de 1933. En 1934 abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias. Pero cuando ese mismo año, intentó (con la mediación de Santiago Casares Quiroga) unirse a Izquierda Republicana (fusión de radicalsocialistas, azañistas y galleguistas), su admisión fue denegada. Entonces escribió y publicó, en mayo de 1935, Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, un testimonio de sus luchas parlamentarias.
     

    Exilio

    Al estallar la guerra civil se exilió y en 1937 publicó en París La revolución española vista por una republicana, donde narró su experiencia en Madrid, mostrándose muy crítica con el comportamiento de los republicanos. Vivió una década en Buenos Aires y se ganó la vida traduciendo, dando conferencias y escribiendo biografías (Concepción Arenal, Sor Juana Inés de la Cruz, Quevedo). Intentó regresar a España a fines de la década de 1940, pero se encontró con que estaba procesada por su pertenencia a una logia masónica.
    En 1955 se instaló en Lausana (Suiza), y trabajó en un bufete hasta que perdió la vista. Murió de cáncer en abril de 1972. Sus restos mortales fueron traslados algunos años después de su muerte al cementerio de Polloe en San Sebastián (Guipúzcoa),[5] y permanece en el panteón de la familia Monsó Riu por ser madrina de la familia.
     

    Memoria histórica

    Tras la Transición se llevaron a cabo homenajes y reconocimientos que son valorados como escasos por organizaciones pro igualdad de la mujer. Institutos, colegios, centros culturales, asociaciones de mujeres, parques y calles recibieron su nombre.
    En 1998 la Secretaría de Igualdad del PSOE andaluz instituyó los Premios Clara Campoamor que reconocen anualmente, uno por provincia y uno especial, a aquellas personalidades o colectivos que se hayan significado en la defensa de la igualdad de la mujer .
    Del mismo modo, el Ayuntamiento de Madrid creó en 2006 un premio de igual nombre, el primero de los cuales fue entregado a la abogada y feminista María Telo Núñez
     
     
    En 2006, 75º aniversario de la aprobación del sufragio femenino en España, diversos colectivos comienzan una campaña para pedir el reconocimiento por parte del Congreso de los Diputados de sus aportaciones con la colocación de un busto en sus instalaciones.
    En noviembre de ese mismo año, el PSOE presentó una proposición no de ley solicitando al Gobierno del mismo partido que las políticas de igualdad tuvieran también su reflejo en la acuñación del euro. La figura femenina elegida para que apareciera en las futuras monedas de euro fue la de Clara Campoamor, por ser la principal defensora del voto femenino en la Segunda República, proposición que finalmente fue aprobada el martes 12 de junio de 2007, por el Pleno del Congreso, con el apoyo de todos los grupos parlamentarios salvo el PP, que se abstuvo.
    En 2007, el Ministerio de Fomento botó el Buque Polivalente B-32 "Clara Campoamor", bautizado en su honor y operado por la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima.
    En 2011, con motivo del centenario del Día Internacional de la Mujer, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre acuñó una moneda conmemorativa en plata con valor facial de 20 euros que muestra la efigie de Clara Campoamor.

    Citas

    • Defendí en Cortes Constituyentes los derechos femeninos. Deber indeclinable de mujer que no puede traicionar a su sexo, si, como yo, se juzga capaz de actuación, a virtud de un sentimiento sencillo y de una idea clara que rechazan por igual: la hipótesis de constituir un ente excepcional, fenomenal; merecedor, por excepción entre las otras, de inmiscuirse en funciones privativas del varón, y el salvoconducto de la hetaira griega, a quien se perdonara cultura e intervención a cambio de mezclar el comercio del sexo con el espíritu.
    • (...)Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque solo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar , a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras. ("El voto femenino y yo". Editorial Horas.Madrid, 2006, p. 107)
    • República, república siempre, la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los pueblos.
    • Estoy tan alejada del fascismo como del comunismo. Soy liberal. ("La revolución española vista por una republicana", Ediciones Espuela de Plata, 2005, pp. 177-178)
    • (...)A mi pudiéronme cargarse todos los pecados políticos imaginarios de la mujer, y pasárseme todas las cuentas del menudo rencor. Lo que no espero ocurra es que se eleve una voz, una sola, de ese campo de la izquierda, de quien hube de sufrirlo todo, por ser el único que ideológicamente me interesa, y al que aún aislada sirvo. ("El voto femenino y yo". Editorial Horas.Madrid, 2006, p. 264)
     
    • (...)La división tan sencilla como falaz hecha por el gobierno entre fascistas y demócratas, para estimular al pueblo, no se corresponde con la verdad. La heterogénea composición de los grupos que constituyen cada uno de los bandos (...) demuestra que hay al menos tantos elementos liberales entre los alzados como anti demócratas en el bando gubernamental. ("La revolución española vista por una republicana", Ediciones Espuela de Plata, 2005, p. 149)
    • (...)La victoria total, completa, aplastante de un bando sobre el otro, cargará al vencedor con la responsabilidad de todos los errores cometidos y proporcionará al vencido la base de la futura propaganda, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. ("La revolución española vista por una republicana", Ediciones Espuela de Plata, 2005, p. 179)
     
     
    • Se torturaba a los acusados en las prisiones; se fusilaba a los presos sin formación de causa en los patios de los cuarteles y se cerraban los ojos a las persecuciones y atrocidades perpetradas por la policía durante aquellos dieciséis meses. Hubo sólo tres ejecuciones oficiales: ¡Cuánta clemencia! Pero hubo millares de presos y centenares de muertos, torturados y mutilados. ¡Execrable crueldad! He aquí el trágico balance de una represión, que, de haber sido severa, pero legal, limpia y justa en sus métodos, hubiera causado mucho menos daño al país. (Sobre la represión del levantamiento revolucionario de Asturias, en 1934)
    • El 23 de febrero de 1935, me separé del partido radical, enviando a su jefe [A. Lerroux] la siguiente carta, que la censura ahogó: "(...)No fui yo nunca un elemento de derecha, ni aún de centro derecha, en el partido. Cuando me designó usted para la dirección general de beneficencia, desarrollé en ella (...) un plan liberal radical y justo, que respondía en absoluto al espíritu y letra del programa del partido (...). Y esta conducta es, Sr. Lerroux, síntesis y reflejo de toda su actuación en su tercera etapa del gobierno. Las derechas españolas anticonstitucionales, enemigas resueltas de todo cuanto la república representara en su advenimiento, enemigas decididas del programa radical, letra a letra, no encuentran en Usted, ante mis ojos estupefactos, el menor dique, la más leve barrera. Más que colaborador, el partido radical ha descendido a ser el servidor de esas derechas(...)".("El voto femenino y yo". Editorial Horas.Madrid, 2006, p. 236).
     
     
    • (...)Carecen de interés y de altura , porque aquí la tienen muy pocas cosas, las razones que me movieron a solicitar el ingreso en Izquierda Republicana, con preferencia de otro partido (...). Después de imponer infamantes acusaciones que sobre mi nefanda conducta personal y política se habían podido reunir en tres meses y pico de rebuscar (...) por 183 votos contra 68 se decidió rechazar mi admisión en Izquierda republicana. ("El voto femenino y yo". Editorial Horas.Madrid, 2006, pp. 238-242). (Sobre la denegación de ingreso en otro partido, tras abandonar

    Obras escritas por Clara Campoamor

    • El derecho de la mujer en España (1931)
    • El voto femenino y yo: mi pecado mortal (1935)1939), Buenos Aires. Editado en 1939 por Talleres Gráficos Fanetti & Gasperini y reeditado en 1983 por el Instituto de publicidad Navales. Libro escrito conjuntamente con el diputado republicano Federico Fernández de Castillejo, también exiliado. (Eran vecinos; vivían juntos en el mismo edificio en Buenos Aires).
     

     
     

    sábado, 8 de febrero de 2014

    Lola Massieu



    Lola Massieu


            
    Dolores Massieu Verdugo, más conocida como Lola Massieu, (Las Palmas, 10 de marzo de 1921 - id., 22 de noviembre de 2007) fue una pintora española, Premio Canarias de Bellas Artes e Interpretación.

     

    Lola Massieu perteneció a una familia acomodada canaria y aprendió sus primeros pasos en el dibujo en la academia de su tío Nicolás Massieu y de la mano de su tío abuelo, Nicolás Massieu Falcón.Desde la década de 1950 se dedicó casi en exclusiva a la pintura. Se inició en la obra figurativa y quedó atrapada después por la pintura contemporánea y el arte abstracto, siendo referente para muchos otros artistas isleños. Fue cofundadora del Grupo Espacio, junto a Pino Ojeda, Felo Monzón, Rafael Bethencourt y Francisco Lezcano.[2] En 1958 expuso su obra en el Museo Canario y llevó a cabo una exposición individual en 1962 en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona.Los años 60, 70 y 80 fueron los más fructíferos de la autora, con múltiples exposiciones en Canarias, además de en el Ateneo de Madrid. Su última gran exposición tuvo lugar en la retrospectiva que hizo la Fundación Telefónica en 1995. Su obra se encuentra en el Museo Canario, en el de Arte Contemporáneo de Barcelona y en la sala Prado del Ateneo de Madrid, entre otros.
     

     
    Murió  en Las Palmas de Gran Canaria, a los 86 años. Premio Canarias de Bellas Artes e Interpretación, se educó y crió junto a su tío Nicolás Massieu y Matos y su tío abuelo Nicolás Massieu Falcón, de donde aprendió los fundamentos en los que sustentó su brillante carrera posterior.

     
    Sin embargo, en algún lugar reconoció que la primera vez que dijo que quería ser pintora alguien le dio un cachetón. A los 11 años comenzó a hacer sus primeros trazos y ya no descansó hasta ayer. Su formación fue clásica. Comenzó con bodegones, retratos y paisajes. Aprendió el oficio, pero a los 19 años y a hurtadillas de su tío comenzó a hacer sus primeros experimentos al óleo.
    En los años cincuenta descubre la atracción por el arte contemporáneo y el abstracto, de los que en Canarias apenas había referencias, lo que la convirtió en una atrevida y pionera. Fue una rebelde en un universo plástico creado por hombres.
    La muerte de una de sus hijas, en 1957, la sumerge en su estudio de La Angostura, donde realiza una ingente cantidad de obras. A partir de este momento, recibe numerosas solicitudes para exponer sus obras.
    Fundadora del Grupo Espacio, ha estado presente en las principales galerías de las islas y ha sido reclamada en numerosas ocasiones en Madrid (Rayuela) y Barcelona (Museo de Arte Contemporáneo). Ha sido referente de generaciones de artistas canarios, que siempre han valorado la inmensidad de su obra, la riqueza de matices de colores y, en especial, su humildad. "En mis obras sólo van quedando gasificaciones y ectoplasmas, productos del sueño de la razón", declaró hace años.
    Deja un vacío importante en el mundo de las "artes atlánticas", de la que era una de sus principales exponentes.
     

    Pablo Picasso - mujeres

    Pablo Picasso - mujeres
     
     
     
     

     
    Uno de los aspectos más controvertidos de la personalidad de Pablo Picasso y motivo de análisis sobre el alcance de su temperamento sobre su obra artística es el de su particular relación con las mujeres. Todas las mujeres que Picasso amó le influyeron en un primer momento con una norme carga de creatividad artística, pareja a su propio entusiasmo amoroso. Pero de la misma manera, ese fulgor se apagaba con la misma facilidad según iba quemando relaciones y destrozando corazones. Picasso fue tierno y romántico con todas sus amantes, pero sólo hasta que una nueva relación lo convertía en un tirano con ellas y las hundía en el desprecio primero y el olvido absoluto después.
    Se dice que su primer amor fue Carmiña cuando aún vivía en La Coruña y sólo tenía diez años. Y aún adolescente, persiguió a su prima Carmen Blasco en Barcelona, y como estudiante a una modista de Madrid, Mariana López.


    Pero su primera compañera sentimental en sentido literal sería Fernande Olivier a los 22 años, que seguiría a su lado durante cinco. Pero para entonces la relación se había consumido, y Picasso ya la había sustituido por su nueva amante Eva Gouel, con la que conviviría hasta su temprana muerte sólo tres años después, si bien mientras visitaba a Eva en el hospital ya había entablado relación con Gaby Depreye, a la que no obstante rechazará a la muerte de Eva.
    Se abre paso en ese momento una de las mujeres más determinantes en la vida de Picasso. Su relación con el ballet de Diaghilev, para el que Picasso realiza sus famosos decorados, le permitió entablar relación con Olga Koklova, con la que incluso llegará a casarse en 1918 y de la que tendría a su hijo Pablo en 1921. Pero Picasso no podía ser hombre de una sola mujer y sólo nueve años después ya está prendado de una nueva amante, Marie-Thérese Walter, que le dará una hija, Maya. Pero tampoco será suficiente para su amplio corazón porque en la misma época entabla esporádicas relaciones con Lee Miller, Kiki de Montparnasse, y finalmente Dora Maar, de la que se enamorará perdidamente, sin haber roto todavía con Marie-Thérese, que de hecho siguió siendo su amante a pesar de su idilio con Dora. Los celos que hubo de sufrir primero con Marie-Thérese y después con su nuevo amor, François Gilot, cuarenta años más joven que el pintor, acabaron con Dora Maar sumida en una depresión irreversible.
    Con François Gilot conviviría diez años, pero no por ello sin contar entre medio con otra amante, Genevieve Laporte. Aún así, Gilot le daría dos hijos más, Claude en 1947 y Paloma en 1949. La relación duraría hasta 1953 en que François decide marcharse del lado de Picasso y Picasso la echa de casa. No tardaría en encontrar sustituta, que no sería otra que Jacqueline Rocque, que tenía 33 años cuando se casa con Picasso que ya tenía ochenta. Picasso moriría en 1973, Jaquelin, se suicidaría en 1986.
    Parece realmente que el destino de todas ellas quedara marcado por su relación con el pintor: Olga moriría en el más absoluto abandono y en la miseria en 1955; Marie-Thérese se ahorcaría en 1977; Dora Maar no superaría nunca su depresión; Jaquelin Rocque también acaba suicidándose, y hasta el mismo nieto de Picasso, Pablito, hijo de Paul, el primogénito de Picasso, se suicida a los pocos días de morir su abuelo, presa de la frustación y la humillación que había sufrido al no dejarle asistir al funeral de su abuelo. Y ese es el aspecto que más sorprende, como si la fuerza creativa que Picasso refleja en su obra fuera pareja a una misma fuerza capaz de destruir cualquiera de sus relaciones. Un torbellino arrollador que arrastró al desastre a todas las mujeres que amó. Tal vez podamos hablar del temperamento artístico que se impone sobre los sentimientos mundanos, pero a lo mejor si nos elevamos más allá del mero concepto artístico lo que tendríamos es una personalidad egoísta y egocéntrica, en el que curiosamente, la sensibilidad artística parece contraponerse totalmente a su insensibilidad humana. 
     
     
     
     
     
     
     
     

    GRANDES TODAS - ACCION REGISTRO

    GRANDES TODAS - ACCION REGISTRO



    Foto de Yolanda Domínguez.
     

    Colas de mujeres acuden a los Registros Mercantiles de varias ciudades para Registrar la “propiedad” de su cuerpo. Inmensamente emocionada y agradecida por la participación de todas las mujeres en la acción de ayer... un poquito desbordada con la cantidad de material que estoy recibiendo, pero no quería dejar de compartir algunos de los momentos más memorables :) en breve el vídeo!!! GRANDES TODAS!!
     
     
     
     
     
      
     
     
     

     
     
     
     
     
     
     
     
     
     


     

    LA PAPISA "JUANA"

    LA PAPISA  "JUANA"


    La leyenda de la papisa Juana cuenta la historia de una mujer que ejerció el papado católico ocultando su verdadero sexo. El pontificado de la papisa se suele situar entre 855 y 857, es decir, el que, según la lista oficial de papas, correspondió a Benedicto III, en el momento de la usurpación de Anastasio el Bibliotecario
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     Otras versiones afirman que el propio Benedicto III fue la mujer disfrazada y otras dicen que el periodo fue entre 872 y 882, es decir, el del papa Juan VIII.




     

     Asiento papal conocido como “sedia stercoraria” que se encuentra en el Museo Vaticano (italysbestrome)


    TESTIFICAR
    El origen de la palabra «testificar» viene, lo creas o no, de la acción de «tocarse los testículos». Se cuenta que los romanos (siendo solo los varones los capacitados legalmente para atestiguar en un juicio) solían apretarse los testículos con la mano derecha como símbolo de juramento de la verdad.
    Existen, sin embargo, otras teorías acerca de la procedencia de esta palabra. Una de ellas dirá que, cuando un papa salía elegido, un cardenal debía tocarle los testículos para comprobar que, efectivamente, se trataba de un hombre. Otra aseguraría que eran todos los cardenales y no solo uno los que debían realizar tal constatación. Para la ocasión, se creó una silla con un orificio en el centro por el que el recién nombrado pontífice debía dejar sus testículos al descubierto. La razón de esta práctica tiene su origen en una leyenda que gira en torno a la papisa Juana, una mujer que, durante los años 855 y 857 se hizo pasar por hombre y fue nombrada papa.
    Una explicación etimológica de la palabra diría que «testificar» viene del latín testificare, que es una unión de las palabras testis ‘testigo’ y facere ‘hacer’. Por otro lado, «testículo» viene de testis, ‘testigo’ y el sufijo culus, que se utilizaba como diminutivo; así, una traducción de «testículo» sería ‘testigo pequeño’.





    La leyenda de la papisa Juana cuenta la historia de una mujer que ejerció el papado católico ocultando su verdadero sexo. El pontificado de la papisa se suele situar entre 855 y 857, es decir, el que, según la lista oficial de papas, correspondió a Benedicto III, en el momento de la usurpación de Anastasio el Bibliotecario. Otras versiones afirman que el propio Benedicto III fue la mujer disfrazada y otras dicen que el periodo fue entre 872 y 882, es decir, el del papa Juan VIII.

    Se trata de cierto papa o mejor dicho papisa que no figura en la lista de papas u obispos de Roma, porque era una mujer que se disfrazó como un hombre y se convirtió, por su carácter y sus talentos, en secretario de la curia, después en cardenal y finalmente en papa. Un día, mientras montaba a caballo, dio a luz a un niño. Inmediatamente, por la justicia de Roma, fue encadenada por el pie a la cola de un caballo, arrastrada y lapidada por el pueblo durante media legua. En donde murió fue enterrada, y en el lugar se escribió: Petre, Pater Patrum, Papisse Prodito Partum (Pedro, padre de padres, propició el parto de la papisa). También se estableció un ayuno de cuatro días llamado ayuno de la papisa
     

    Representación medieval de la muerte de la papisa Juana.
     

    En síntesis, los relatos sobre la papisa sostienen que Juana, nacida en el 822 en Ingelheim am Rhein, cerca de Maguncia, era hija de un monje. Según algunos cronistas tardíos, su padre, Gerbert, formaba parte de los predicadores llegados del país de los anglos para difundir el Evangelio entre los sajones. La pequeña Juana creció inmersa en ese ambiente de religiosidad y erudición, y tuvo la oportunidad de poder estudiar, lo cual estaba vedado a las mujeres de la época. Puesto que sólo la carrera eclesiástica permitía continuar unos estudios sólidos, Juana entró en la religión como copista bajo el nombre masculino de Johannes Anglicus (Juan el Inglés). Según Martín el Polaco, la suplantación de sexo se debió al deseo de la muchacha de seguir a un amante estudiante.
    En su nueva situación, Juana pudo viajar con frecuencia de monasterio en monasterio y relacionarse con grandes personajes de la época. En primer lugar, visitó Constantinopla, en donde conoció a la anciana emperatriz Teodora. Pasó también por Atenas, para obtener algunas precisiones sobre la medicina del rabino Isaac Israeli. De regreso en Germania, se trasladó al Regnum Francorum (Reino de los francos), la corte del rey Carlos el Calvo.
    Juana se trasladó a Roma en 848, y allí obtuvo un puesto docente. Siempre disimulando hábilmente su identidad, fue bien recibida en los medios eclesiásticos, en particular en la Curia. A causa de su reputación de erudita, fue presentada al papa León IV y enseguida se convirtió en su secretaria para los asuntos internacionales. En julio de 855, tras la muerte del papa, Juana se hizo elegir su sucesora con el nombre de Benedicto III o Juan VIII. Dos años después, la papisa, que disimulaba un embarazo fruto de su unión carnal con el embajador Lamberto de Sajonia, comenzó a sufrir las contracciones del parto en medio de una procesión y dio a luz en público. Según Jean de Mailly, Juana fue lapidada por el gentío enfurecido. Según Martín el Polaco, murió a consecuencia del parto.

     
    Siempre según la leyenda, la suplantación de Juana obligó a la Iglesia a proceder a una verificación ritual de la virilidad de los papas electos. Un eclesiástico estaba encargado de examinar manualmente los atributos sexuales del nuevo pontífice a través de una silla perforada. Acabada la inspección, si todo era correcto, debía exclamar: Duos habet et bene pendentes (Tiene dos y cuelgan bien). Además, las procesiones, para alejar los recuerdos dolorosos, evitaron en lo sucesivo pasar por la iglesia de San Clemente, lugar del parto, en el trayecto del Vaticano a Letrán.
    Utilizada por los detractores, esas versiones se sostuvieron por muchos años hasta que en 1562 el agustino Onofrio Panvinio redactó la primera refutación seria de aquella leyenda, mientras que los protestantes luteranos se unieron a sus argumentos en el siglo XVII.

     
    Representación medieval de la papisa Juna como Juan VIII.